MAR BRAVÍA
Henchida tengo el alma
de tanta mar bravía.
Se sublima mi pecho
al oír las olas bramar.
Yo, indefensa, me achico
ante tal grandeza
y mis suspiros
me aturden al volar.
Maltrata el mar sus olas,
las estrella.
Sesga sin indulgencia
sus encajes de guipur
En mil girones,
En mil girones,
desvanece sus
primores,
en triste playa,
las deja morir…
Airado el viento,
me estrecha entre sus brazos,
mi ser retiene,
no puedo caminar.
En un esfuerzo,
alargo mis manos.
A todo el cosmos
quisiera retener
en esta tarde de
nubes desgarradas.
El horizonte, envuelto
en densa niebla,
confunde cielo y mar.
En esta misma playa,
del mar Mediterráneo,
me viene a la mente
la magia de otras tardes.
Me inunda la tristeza,
me lleno de nostalgias.
No puedo admirar
la belleza,
el declinar del sol,
el cielo añil, oro, malva…
Hoy no están.
Isi Ruiz Gallego-Largo
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