Hoy pasaste por mi lado
Señor,
temblé al ver tu rostro
de
agonía, me sobresaltó
tu
imagen bañada en sangre,
un
vahído en tu mirada.
Me
produjo escalofrío,
desconsuelo,
intensa pena.
Todo
un flagelo es tu ser,
fuerte
temblor en tu alma,
tan
intenso y tan profundo.
Llora
mi alma desolada,
yo
me siento tan culpable...
Desgarrada
gimo, imploro,
cambio
el rezo por un grito,
clamo:
¡Jesús Nazareno,!
¿por
qué mi queja no atiendes?
Déjame
enjugar tu rostro,
ser
jazmín en tus heridas
frescor
en tus puras llagas,
claro
caudal o torrente,
un
remanso de violetas.
Contrita
yo acecharé
dulce
luz en tu mirada.
Y
si de Ti yo me alejo,
echa
tu red y tu anzuelo,
y
caeré en tu morada.
ISI
RUIZ GALLEGO-LARGO