saborear aromas de flores y ocasos,
aspirar esencias de sándalo y mimosa,
ser sauce, aire, lluvia, luz,
violeta sobre el mar enfurecido,
y blanca flor de jara.
Ascender peldaños hasta el infinito,
allí vencida descansar,
en donde la aurora subleva
el más grande resplandor.
Contemplar el sol como aleja
con su luz todas las sombras.
Alegre permitir que la abeja entre en mi jardín
y de la esencia de las rosas haga miel.
En misteriosa noche encender todas las estrellas,
y admirar el cielo en sublime silencio.
Sugerirle a la luna que entre en mi cuarto
y con su luz de azogue
haga cántico a mi sueño.
He de rogar al viento
me haga invisible,
y a mi paso acariciar
a todos los niños que no tienen madre.
Isi me gusta mucho tu poesia , se entiende muy bien, no necesita diccionario.
ResponderEliminarSencilla y hermosa.
Muy bello este poema, Isi. Ese final es todo un acierto. ¡Felicidades! Ah, y te deseo una muy pronta recuperación. ¡Aún te quedan muchos poemas por crear... y contagiar de tu sencillez a este mundo de dioses y semi-dioses. Gracias por elevar lo sencillo a lo sublime.
ResponderEliminarUN ABRAZO DE TU AMIGA ISABEL JIMÉNEZ
Gracias, Isabel, por tus comentarios. Espero tu próximo libro con impaciencia. Será un éxito como los anteriores.
ResponderEliminarTu amiga siempre.
Isi