Bienvenidos a mi blog de poesía.
Aquí podréis encontrar algunos de mis poemas.
Espero vuestros comentarios.

ISI RUIZ

sábado, 4 de febrero de 2012

También se muere el mar



Rompe su furor el océano

golpeando en las rocas tan sufridas.

Irrumpe y fustiga como látigo.

Estrella sus olas en naufragio presentido.

Jirones de blancas espumas

como barcos de papel desaparecen.

¿Dónde los vaivenes de corales?

¿Y el rumor de las blancas caracolas?

¿Y los cantos de sirenas azuladas?

Sin destellos de nácar en sus aguas,

ni el sabor del salitre le acompaña.

Quedaron sin voz las olas sacudiendo su temblor,

su eterna fortaleza soporta la destrucción.

Todo el mal que lo destruye vomita en sus arenas,

la viste de negro luto, las tiñe de dolor.

Ya no gozo a pleno de estos mares

sin reflejos de gaviotas en sus aguas,

sin estrellas ni luceros que los alumbren.

 Solo queda un destello desolado

cuando el sol se derrumba sin su espejo.

Lloran los mares azules el funeral de sus olas.

¿Quién trasformo lo divino envolviéndolo en catástrofe?

¿Quién aclarara este enigma?

¿Quien protegerá estos mares?

El banco centenario


En la espesura del bosque,

allá donde no entra el sol,

hay un banco centenario.

 El tiempo su madera erosionó.

Solo, en el  anochecer,

se siente vacío, desamparado,

desvencijado entre el follaje,

cubierto por las sombras

de los milenarios árboles.

Tiene prendido en el recuerdo

el susurro de tantas promesas,

el  rumor de tantos ”te quiero”,

los secretos y juramentos,

los encuentros,

y las citas concertadas

de miles de enamorados

que su asiento compartieron.

Embriagados por el aroma del azahar,

aturdidos por las cálidas magnolias,

juraban que su amor sería eterno.

Como la luz, también los bancos mueren.

Solo el viento y la soledad  

son su compañía cada día.

El dorado otoño, ya en su ocaso,

cubre amoroso su astillada madera,

deja caer sobre él

sus arrugadas hojas

como madre protectora.

Hay un vacío en el aire,

no escucha dulces promesas,

todos de él se olvidaron.

La nieve quema su asiento

como una llama súbita.

Añora su pasado,

los romances que escuchó,

los ecos de tanto abrazo...

Evocar es sufrir...

Olvidar es morir...

Él quiere descansar,

dar calor, ser luz,

madera candente,

volver a ser fuego,

cómplice de enamorados.

ISI RUIZ.