EL VIENTO Y LA NEBLINA
Con las primeras gotas de lluvia
murió el verano.
El viento, atrapado
por una densa niebla,
sacude a lo lejos
el polvo de sus días.
No quiere sentirse solo
y con furia arrastra a su paso
todo el verdor y el encanto
que lucían los días
del caluroso estío.
Con furia, cimbrea y azota,
los plateados álamos
que van perdiendo
su esbelto ramaje.
Sintiendo un inmenso pudor
sin sus bellas vestiduras
tiemblan en la espesa niebla.
Impotentes, se encorvan,
se encogen, no miran al cielo.
ISI RUIZ.
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