EL ROCÍO Y LA ROSA
No seques el rocío
de tu rostro y tu cabello.
Sumérgete en su frescura,
trae destellos de luna,
tiene cadencias de cielo.
Ellas sutiles resbalan
cual lagrimas de pureza.
Deja que su mimo cubra
a la rosa ya sedienta
y resurgirá de nuevo,
con las delicadas gotas.
Niña, deja que el rocío bese
el rubor de tus mejillas.
El aroma de tu rostro,
leve y prodiga caricia,
hará que se torne bella,
esa rosa ya marchita.
Me encantan las rosas verdes del jardin del que hablas en su poema es usted exquisita menudas poesias
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