Compañeras del aire
Para sus juegos.
Era gris la mañana de otoño,
pero cálida.
Las hojas en los álamos,
pálidas y secas ,
temblando desmayadas,
más que hojas eran sombras
perdidas en el tiempo
sin vida y arrugadas.
El inefable otoño
sin compasión, ni lágrimas,
sus hojas una a una
con gula iba secando.
Su verdor consumía
con voraz disimulo,
como consume el cirio,
su cera en los altares.
Se alimentaba así de mil tonos
espléndidos rojos o amarillos
y cálidos dorados.
Desdicha de hojas secas,
sin nadie que las ame,
sin paz , ni recompensa,
ni mano que las tape.
Lejanos ya los días, aroma del pasado,
¡aquella primavera!
Lucían de esmeralda
en el reverso, sus hojas
igual a estrellas blancas.
Su brillo era de plata.
Los álamos temblorosos y tristes,
Con impotencia y rabia
deseaban la venganza,
para aquellas hojas sin vida,
que un día fueron por ellos,
queridas y mimadas.
ISI RUIZ
ISI RUIZ
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