Serena noche estrellada
de palpitantes luceros,
mi alma se hallaba sola,
Yo, vagando con mis sueños.
Mi ausencia la hizo seguir,
al ruiseñor de los tiempos,
Era la noche un latir y
remontó el universo.
Fugitiva quiso ser,
olvidar mi compañía.
Fue cautiva tantos años,
ella comparte mi vida.
Moró bellos jardines,
pletóricas rosas rojas,
nenúfares y azucenas,
Se extasío en las violetas.
Al acabar el estío,
buscó dulce compañía,
junto a unas avecillas,
que pronto emigrarían.
Más llegado el crudo invierno
con nostalgia recordaba,
aquel ardor de mi pecho.
Era un gemir y tormento,
el lamento al invoca,
volver a mi pecho y sueño,
que mis brazos le ofrecí.
Y fue mi sueño su sueño,
y su vuelta mi vivir.
Fue tan dócil como un ala,
su anhelado regreso
Que las dos nos elevamos
en esa inmensa calma,
donde el rocío está ausente.
Todo es bello preludio,
dichoso fuego, armonía,
cuando al calor de mi pecho
se cobija el alma mía.
Isi Ruiz.
Isi Ruiz.
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